24 Feb
24Feb

Fantasías hobbesianas

En el género literario de la distopía apocalíptica -más común en las sociedades anglosajonas que en otras- fantaseamos con una humanidad obligada a vivir bajo otras formas de organización por la desintegración del capitalismo y el Estado. El resultado es la recreación de un mundo hobbesiano en donde la humanidad retornaría a un estado de naturaleza de todos contra todos, de guerra permanente en donde cualquier tipo de solidaridades entre grupos quedan reducidas a relaciones de parentesco o amistad.  Se presenta un "retorno a fases" de nuestra historia como el canibalismo o la esclavitud masiva. 

No deja de ser paradójico que este tipo de literatura sea propia de sociedades occidentales que, justamente, se explican a sí mismas con un alto desarrollo de la sociedad civil. Recordemos que supuestamente, para los teóricos del siglo pasado, esta era una característica que servía como la principal diferencia con las sociedades orientales. 

Las causas del apocalipsis tienen como consecuencia la derrota de los Estados frente a una pandemia zombie, cataclismos, guerras nucleares, etc. Ergo, la sociedad civil es desmembrada y acontece la "barbarie".

   

Mad Max Fury Road (2015)

Mad Max. Fury on the Road (2015)

En el capitalismo, decía Joachim Hirsch, el Estado y la sociedad civil constituyen una unidad contradictoria. Esta contradictoria separación significa que el Estado está separado de los grupos y clases sociales y, simultáneamente, está vinculado a ellos en una relación recíproca. La estructura de la sociedad civil no es independiente de las formas políticas existentes. Las confrontaciones económicas y sociales están enlazadas en el aparato del sistema político mismo y son expresadas en las instituciones dominantes en la forma de conflictos entre los aparatos del Estado singulares, de contraposiciones burocracia/clientela, y también como competencia entre las asociaciones de intereses y los partidos. En suma, la forma política transforma los antagonismos sociales y las relaciones de clase en una oposición del "pueblo" con el "Estado", en conflictos burocráticos, en la competencia partidaria y de asociaciones de intereses. Con esto se transforma también lo que se presenta como "intereses sociales".

La sociedad capitalista está atravesada por crisis y conflictos permanentes, los cuales sacuden al sistema existente del aparato político y fuerzan su ajuste periódico. Estos procesos de crisis y reorganización evidencian la "especificidad" y "autonomía relativa" del Estado. La razón de ello es que, en el caso de generarse crisis económicas graves y una agudización del conflicto social, las protestas sociales e inclusive la misma oposición radical permanecen atadas a las instituciones y mecanismos políticos existentes (Hirsch, 2020)

Con esto, volvemos a las distopías. Lejos de la fantasía liberal que denuncia la constante sujeción de la sociedad civil frente al Estado, en realidad podemos observar su codependencia. Es por esto que en las narrativas post apocalípticas la humanidad sucumbe al estado de guerra total; nunca antes en la historia de la humanidad la lógica política de la dominación del capital (el Estado) había penetrado en el tejido social de las relaciones sociales. Puede que esto explique en parte la frase de Fredric Jameson: "es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo".


Apocalipsis y purificación


Alexandría. The Walking Dead (cómic)

En The Walking Dead, hacia el final del comic los sobrevivientes han logrado no sólo eliminar a casi la totalidad de los walkers, sino que también que sus comunidades alcancen un cierto grado de pacificación en donde la guerra por los pocos recursos devino en sociedades que producen e intercambian sus excedentes. Esta prosperidad es reflejada por los personajes que nacieron después del apocalipsis y explican que ahora la humanidad vive mejor. El período de la pandemia zombie es pensado como la época de las pruebas, en donde la humanidad pudo abandonar las injusticias del antiguo mundo.

Algo parecido ocurre en el sexto capítulo de The Last of Us cuando Joel y Ellie llegan a Jackson, Wisconsin para reencontrarse con Tommy, el hermano del protagonista. En dicha comunidad, las decisiones se toman por asamblea y la propiedad privada no existe. María -una de las referentes- le explica a Joel y le reafirma a Tommy que ellos viven en comunidad y por lo tanto, son comunistas. Una charla que tienen minutos después de que el plano de la cámara haga hincapié en la bandera estadounidense ondeando en uno de los edificios.

Acá podemos trazar un paralelismo con la literatura apocalíptica del Nuevo Testamento. Las distintas sectas cristianas y judías de los siglos I y II d.C. no podían concebir el fin del Imperio Romano. El Reino de Dios y la salvación de la humanidad por medio de la rebelión de los fieles había quedado clausurada. Sólo podía llegar mediante la intervención divina, en la cual el apocalipsis traería la destrucción de Babilonia (Roma), la condena de los pecadores y la salvación de los justos. Esta escatología derivaba en externalizar la acción divina ante la impotencia de la voluntad de los creyentes. Algo similar a lo que mencionábamos anteriormente: ante la derrota definitiva de los proyectos socialistas en el Este y en América Latina, la destrucción del capitalismo -y del Estado, su lógica política de dominación- en la literatura apocalíptica también depende de los elementos externos que mencionábamos al principio de este artículo -ya sean pandemias o por el propio colapso del sistema- y no de la voluntad que emergería de un nuevo sujeto revolucionario.

Esto no quita que la literatura no se esté en cierta forma anticipando a las nuevas adversidades que se le presenten a la sociedad contemporánea. En los próximos decenios la crisis climática y energética pueden trastocar seriamente a nuestro actual sistema productor de mercancías. No sabemos si con ello el capitalismo llegará a su fin y la época actual, con todas sus revoluciones tecnológicas, no sea su canto de cisne. Pero, tal vez, deberíamos tener presente que la humanidad, una vez despojada de esta forma de dominación, no es incapaz de establecer nuevas formas de asociación que no recaigan en formas más sádicas de explotación.

Bibliografía

J. Hirsch. Globalización, Capital y Estado. Materialismo Histórico Ediciones. Buenos Aires, 2020

          

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